El "Quién" del Sello de Dios

¿Has viajado alguna vez hacia cierto lugar al que quieres llegar desesperadamente y solamente continuas mirando señales que te hablan del lugar? ¡A mi me ha sucedido! Estoy seguro que te alegras al ver las señales, pero en realidad tu alegría completa se da cuando llegas al lugar de destino. Saben hermanos, las señales son importante, sin embargo, el lugar a las que ellas apuntan son la razón de su existencia.

En Apocalipsis capítulo 7 y los versículos 2 y 3 las Escrituras nos dicen: "Y vi otro ángel que subía de donde nace el sol, teniendo el sello del Dios viviente. Y clamó con gran voz a los cuatro ángeles, a los cuales era dado hacer daño a la tierra y al mar diciendo: No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado a los siervos de nuestro Dios en sus frentes.” ¿Sabes lo que significa este sello? ¡Estoy seguro que si! Parece que nos hemos hecho expertos en este tema. Sabemos perfectamente lo que significa el Sello de Dios y la Marca de la Bestia: Sábado y Domingo. Sabemos que tenemos el Sello del Dios cuando guardamos el día Sábado. ¡Pobrecitos aquellos que guardan el Domingo! ¿Acaso no es así la forma en que vemos este asunto?

Comencé esta reflexión hablando acerca de las señales y es que en el libro de Éxodo capítulo 31 y los versículos 16 y 17 nos dicen textualmente: "Guardarán, pues, el sábado los hijos de Israel: celebrándolo por sus generaciones por pacto perpetuo. Señal es para siempre entre mí y los hijos de Israel; porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, y en el séptimo día cesó, y reposó." Así es, el Sábado es una SEÑAL que nos guía a una realidad superior. ¿Cual es esa realidad? Se trata del Dios Viviente. ¿Te habías, alguna vez, puesto a pensar en este hecho? Parece que nos hemos enfocado tanto en el "Cuándo" que nos hemos olvidado del "Quién" del Sello.

Ahora, ¿Quién es ese Dios Viviente? Bien, Simón Pedro lo dijo y Jesús se sintió sumamente complacido con esa respuesta divinamente revelada, y además dijo a sus discípulos que esa sería la verdad sobre la cual su iglesia estaría fundada. En Mateo capítulo 16 y el verso 16 leemos: "Y respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.” De acuerdo con este texto el Dios Viviente es el Padre y ese Dios Viviente tiene un Hijo: Jesucristo. Queridos lectores, en la adoración hay algo más sublime que el momento en que lo hacemos; se trata de a QUIÉN adoramos. Existen muchas personas que tienen el día correcto pero que desafortunadamente tienen el Dios equivocado. Si usted adora a alguien más que el Padre y su único Hijo engendrado, déjeme decirle que usted está adorando al Dios equivocado.

En reflexiones posteriores, me gustaría escribir más sobre este tema y por el momento solamente quiero que medites profundamente acerca del Dios al que adoras. ¿Se trata del Dios Viviente y su Hijo, o de alguien más? Que nuestro Padre Celestial te ayude a encontrar el Camino y la Verdad.